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Hay encuentros que no se pueden explicar, que nos obligan a preguntarnos por qué han causado tanta atracción:

son episodios que inician un juego de proyecciones, reflexiones y reflejos de nosotros mismos en el otro. Estos nos ayudan a crecer, a evolucionar en la vida aunque traigan pasiones, sufrimientos, dolores y estados de dolor indescriptibles.

 

No trabajo, no vivo, solo pienso en ti. Dejo rugir tu nombre en mi corazón y si estuvieras aquí ahora, te abrazaría con todas mis fuerzas hasta rompernos los dos en el ímpetu de lo que siento por ti.

Basada en el libro de David Grossman Si eres un cuchillo para mí, carta del protagonista Yair a Myriam, fechada el 7 de abril.

 

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Carl Gustav Jung describió el Animus como el lado masculino inconsciente de una mujer, y el Anima como el lado femenino inconsciente de un hombre. Esta obra quiere contar la historia de un hombre que conoce a una mujer por la que pierde la cabeza, y es allí donde proyecta su lado femenino inconsciente.

 

El alma femenina es una figura que compensa la conciencia masculina. En la mujer, en cambio, la figura compensatoria tiene carácter masculino y por ello conviene designarla con el nombre de animus.

CGJung Works 7 pág. 203

 

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Describí este aspecto de la psique proyectando figuras femeninas sobre la propia mujer, para dejar claro que la proyección del lado femenino, de un hombre, no es una figura estable y específica en el tiempo y que el hombre tiende a proyectarla sobre el mujer con la que tiene el encuentro en realidad en ese preciso instante.

Las personas en realidad a menudo coinciden con nuestras figuras internas que quizás necesitan ser escuchadas, razón por la cual a veces son tan disruptivas en la vida.

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